En la imagen Shein durante juramento a la bandera en toma de cargo como presidenta de México
foto tomada de redes de Shein
Coloquialmente se dice que “las mujeres son las primeras en todo”. Primeras en madurar, primeras en entender indirectas, pero sobre todo son líderes en muchos aspectos. Además de dar vida, son capaces de luchar por ella así como los colectivos feministas. También existen diferentes grupos juveniles de carácter político en los que la mujer cumple un papel, una función lo bastante significativa como para llegar a liderarlos e incluso crearlos. Este es el caso de Claudia Sheinbaum, quien a sus 62 años se convirtió en la primera mujer presidenta de los Estados Unidos Mexicanos.
Proveniente de una familia judía, con ascendencia lituano – búlgara, no se imaginaba que tras dedicarse a sus estudios y relacionarlos poco a poco con la política cambiaría el rumbo de la historia para un país tradicionalmente gobernado por hombres.
Las artes y el deporte forjan el carácter
En la imágen, Claudía tras su entrenamiento de canoa polinésica
Tomado de redes de Shein
Desde pequeña como parte de su crianza Shein estuvo rodeada por el deporte, la música y las artes, aunque sus padres eran “hombres de ciencia” en el caso de su padre Carlos Sheinbaum Yoselevitz químico y su madre Annie Pardo Cemo una bióloga no impedía que la entonces joven Claudia conociera más allá del mundo de las fórmulas y microorganismos; para aquellos momentos la profesión de sus padres eran indicios de los elementos que harían de la jóven una mujer de mente abierta, capaz de ver a todos por igual y valorar los orígenes de quienes serían su pueblo donde “juntas y juntos” se convertiría en más que una frase suelta, sería su bandera política para el futuro.
La cultura es más que color y región
En la imagen, Claudia Shein junto a su madre durante viaje familiar
Tomado de redes de Shein
Las enseñanzas de su madre, los paseos en carro por el país junto con su colección de huipiles -blusa o vestido tradicional de los indígenas- además de mostrarle la gran diversidad que tiene el territorio mexicano, también le permitió reconocer y ver de primera mano como aquellas manos que tejían en telares eran capaces de tejer no solo una prenda culturalmente reconocida sino que también tejían historia, saber y creencia. Manos de comunidad indígena que dejaban al descubierto entre hilos de colores lo variado que puede ser un territorio nacional, que no solo existen las grandes ciudades sino que también existen los territorios llenos de historia milenaria.
Esas historias serían el paso siguiente para que Claudia Shein iniciara su camino – aún más profundo- en la política-, pues desde su padre, quien fuera militante en el Partido Comunista Mexicano; Shein durante su adolescencia hacía parte de este mundo como integrante del CEU de la UNAM, grupo de estudiantes que posteriormente se convertiría en el brazo juvenil fundador del Partido de la Revolución Democrática.
Primera en todo
En la imagen una ilustración de Claudia Shein vista como “adelita”, del grupo femenino revolucionario mexicano
Tomado de adelitas nacional
Desde muy jóven Claudia ya sabía y conocía el mundo de la política como ninguno, tanto así que en 2006 hizo parte de la campaña de Andrés Manuel López Obrador como su vocera para las elecciones presidenciales de ese mismo año. Tomó el cargo en la Secretaría de Defensa del Patrimonio Nacional del llamado «Gobierno Legítimo», encabezado por López Obrador, dos años después junto con otras dirigentes, coordinó el Movimiento en Defensa del Petróleo, formando brigadas de mujeres conocidas como «Adelitas», en clara referencia a las mujeres que participaron en la Revolución mexicana.
Para el 2015 fué la primera mujer electa como Jefa Delegacional en Tlalpan. En 2017, al año siguiente, para el mes de julio, se convirtió en la primera mujer electa como jefa de gobierno de la Ciudad de México, tras ganar la elección con el 47.08 %
No es solo cosa de hombres
Con una licenciatura en física, maestría en Ingeniería Energética y un doctorado en el Lawrence Berkeley Laboratory bien se puede decir que al igual que sus padres Claudia Shein es mujer de ciencia, pero su verdadero camino estaba más entre los políticos, partidos con ideología y una clara convicción de que México necesitaba un cambio. Empezar no es sencillo pero tampoco es difícil si se cuenta con las herramientas necesarias para hacer cada cosa que nos proponemos. En el caso de Claudia llegar a ser visible en el ámbito político no sería tarea fácil, más aún si la meta era la presidencia, pero, en el pasado ya conocía cómo se debía estar, sentir, pensar y actuar en este mundo demostrando que las mujeres hacen todo y más si se lo proponen; para el 2018 su nombre ya empezaba a escucharse con más fuerza entre los partidos políticos, pero el gran momento, la carrera por el mandato del comenzaría en el 2023.
Tras una serie de recorridos, diálogos con comunidades y visibilidad en los medios de Colima, Chihuahua, Puebla, Veracruz, San Luis Potosí, Quintana Roo y otros estados ya era claro quien tomaría la batuta del pueblo mexicano, solo quedaba esperar que las predicciones se cumplieran y dieron como ganadora a Claudia Shein para continuar con el legado de Manuel López Obrador pero, esta vez desde la mirada de una mujer.
El pasado 1 de octubre en la Ciudad de México en el Palacio legislativo – Cámara de diputados- acompañada por una gran multitud de seguidores y simpatizantes, la Dra. Claudia Sheinbaum recibió de manos de su antecesor Andres Manuel López Obrador la banda presidencial dando inicio a su mandato como presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos con la frase “Es tiempo de transformación, es tiempo de mujeres”, dejando en claro que una nueva era de igualdad y visibilidad a las mujeres está presente para cambiar no solo a un país sino al mundo entero.
por: Katherine Valencia
Comunicadora Social – Periodista