Dicen que la música es el lenguaje del amor pero últimamente inspira odio e inconformidad; la canción titulada como antesala a un número de celular cualquiera en Colombia (+ 57) a generado gran controversia entre los fanáticos del reggaeton pero, a muchos se les olvida que este género musical no es la primera vez ni el único que toca este tipo de temáticas.
Haga memoria
Desde los inicios del género los tema que trata son controversiales, de doble sentido y (para algunos) “doble moral”, pero se les olvida que letras como la quemona también sexualizan a la mujer, incluso aquellas que en los 2000 fueron niñas, artista revelación, como es el caso de Josenid ya trataban temas fuertes, en canciones como no le pegues, violencia intrafamiliar, Te voy a olvidar, el desamor de una niña de 12 años que ya no es “aquella niña inocente”, ¿que vivió desilusiones por sus decepciones?, ¿acaso uno piensa en el amor a esa edad?, si, lo puede hacer, pero aquí nos presentan una MENOR DE EDAD que al parecer ha tenido un gran recorrido cuando apenas va iniciar bachillerato.
Ahora cambiemos de género, veamos la bachata. Sus letras son bastante seductoras y claramente, doble sentido. Canciones como propuesta indecente no se dirigen muy bien a la mujer “si te falto al respeto y luego culpo al alcohol, si levanto tu falda, ¿me darías el derecho a medir tu sensatez?”; habrá algunos que digan “pero aquí ya habla de una mujer adulta”, está bien, entonces miremos el merengue con trece años. Desde su título nos da la gran pista, la base de la gran controversia que incomoda a muchos, pero cuando salió la canción en el 89 todos la bailaban, la cantaban y se la saben de memoria. Habla de una NIÑA que trabaja con su cuerpo en una habitación poco amigable, que por fortuna se encontró con un HOMBRE ADULTO y además borracho que escucha su historia tras llevar un tiempo en el lugar porque “el maquillaje la ayudó (…) y la vestí entera”.
Para cerrar con letras controversiales tenemos Al rojo vivo interpretada por Octavio Mesa, que si tiene un tiempo, le invito a escucharla y sacar sus propias conclusiones.
Eran otros tiempos
Es clara la diferencia de generaciones. Entre finales de los 80 principios de los 2000 se vive la idea de “es una buena letra”, “que canción tan buena” y solo es eso, una canción que busca entretener y que, como muchas otras solo refleja una realidad que se sabe ocurre pero, como “no me pasa a mi” solamente me dedico a disfrutarla, a cantarla en un Karaoke y repetirla una y otra vez en la playlist de preferencia, incluso para muchos es señal de que “se puso buena la fiesta”.
Las nuevas generaciones conocidas como centennials o generación de cristal, escuchan a cada rato canciones más fuertes e incluso perturbadoras que aquella que nos trajo hasta este punto, incluso los videos musicales son más explícitos, tanto, que en algunos países son censurados.
Aquí entramos en un VS de generaciones, épocas y gustos en los que millennials y centennials se contraponen por letras de canciones que para aquellos que crecieron con ellas “son buenísimas” pero quien hasta ahora la escucha la expresión de desagrado en el rostro no tardará en salir a flote.
¿Política y música?
La canción +57 ahora es el centro de atención de todos los recursos que la política puede ofrecer. Un grupo de congresistas colombianos presentaron una proposición para que el ICBF capacite a los artistas involucrados en la letra ante los derechos de los niños en torno al artículo 44 de la Constitución Política.
“La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos”
Además, se les solicitó a los artistas bajar la canción que para la fecha tiene la posición número uno en Spotify. Claramente en lugar de ser la contraparte de la canción le están dando un impulso y publicidad gratis a la letra e intérpretes. Se han puesto a pensar si cuando salieron las canciones que mencionamos antes ¿solicitaron quitarlas?, claramente esto no fué así, hoy en día hacen parte de la memoria de muchos e incluso son contenido ideal para los famosos «14 cañonazos” que por estas fechas vuelven a revivir en torno a los buñuelos, la natilla y una familia que abarca muchas generaciones, desde la “generación perdida” hasta la generación Z.
Cambios por presión pública
Aquí perfectamente aplica el dicho “salió peor el remedio que la enfermedad”. En vista de la controversia que generó la letra de la canción los artistas ¡ hicieron el gran cambio ! solo un número fué la causa de todo y por eso pasar de fourteen (14) a eighteen (18) es una solución, con esto volvemos al principio de todo e incluso hasta generado burlas por parte de los internautas quienes ven innecesario el cambio además de absurdo pues cambiamos la edad pero sigue el problema de fondo.
Es desición de cada quien cómo percibe “el cambio” o la letra original pero realmente es un hecho el que este tipo de controversias siempre van a estar ahí y siempre existirá alguien que se oponga a la letra, el tema e incluso el artista, es mejor que la política se encargue de leyes reales, los amantes de la música de disfrutar su género predilecto y las generaciones de ver cómo las diferencias entre sí son algo inevitable.
Por: Katherine Valencia Pedroza.
Comunicadora social – Periodista.